Monday, December 21, 2015

MIS FOTOS INVISIBLES

Aquella noche se convirtió en fiesta el mismo espacio donde horas antes había trabajado como auxiliar de cocina preparando las canastillas de pan tostado con mantequilla que ponían en las mesas. Estaba en algún rincón de la Gran Manzana, no tenía tarifa por hora y dependía de la misericordia de quien dividiera el botín de las propinas que entraban en efectivo. En realidad todo empezó mucho antes, desde el día en el que alguien en un corredor de la Universidad me preguntó si tenía cuenta de Facebook. No tenía idea de qué se trataba, pero ese mismo día de 2007 lo averigüé e ingresé en ese mundo social virtual que de a poco me fue dejando sin amigos de carne y hueso. Tiendo a creer que igual se habrían ido. Mi espíritu nómada me había ya arrastrado largo.

El tiempo siguió transcurriendo desde aquellos días, y luego de habitar en 5 metrópolis terminé por habitar en cualquier parte. O por no habitar en ningún lado. Para el caso es lo mismo. Empecé a andar cada vez más ligero de equipaje. Mi baño cabe en un estuche. Una barra de jabón, champú, afeitadora desechable, cepillo de dientes, crema dental, seda y peinilla. Mi clóset cabe en un morral. Un par de pantalones, unas cuantas camisas, un solo par de zapatos negros y una sola correa negra a la que a propósito he tenido que rodarle la púa de la hebilla un agujero. Aun no entiendo cómo las personas invaden sus pequeños espacios de decenas de artículos inútiles.

Tengo barba desde que me acuerdo, y a veces tengo la curiosa pesadilla de que me miro al espejo y ya no la tengo. Cada vez que me miro despacio creo descubrir una nueva línea de expresión que me señala que el tiempo ha venido transcurriendo. A veces miro mis fotos pretendiendo que si algún día súbitamente me falla la memoria mi auto imagen venga capturada del pasado. Ahora me horroriza tomarme fotos, prefiero dejar otra clase de rastros que me permitan eventualmente regresar por el mismo camino en ese escenario hipotético en el que haya perdido la memoria. Son como fotos invisibles, que sólo yo, aún sin memoria, podría ver.

Duré muchos meses sin escribir. Ahora que lo hago de nuevo sé que debo así mismo reiniciar algunos ciclos. Quiero un nuevo lugar, pequeño, no sé dónde, en el quepamos yo y las pocas cosas que aún me poseen. Mientras tanto seguiré viviendo, agradeciéndole a mi suerte por cada experiencia vivida, por cada persona con quien tuve la oportunidad de compartir minutos, horas, días, semanas, meses, o años, así las haya dejado ir, o hayan querido irse, porque en algún momento fueron mi presente, y desde allí le dieron valor a mi historia, que durará mientras dure.

Juan Díaz
Atlanta, 2015

1 comment:

Susana said...


La indiferencia guardada en un caparazón creyendo que así es el fuerte, el que se gobierna a si mismo. La culpa no la tiene facebook, ni tu alma de gitano.
Que mas da una foto, lo verdaderamente valioso es el recuerdo que le has dejado a las personas que han pasado por tu vida, al final ese será tu reflejo. Pensar si es un reflejo digno o tal vez no.